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Hay un refrán que dice “en septiembre el que tenga trigo que siembre” El hombre que lleva todo el año labrando y preparando la tierra para sembrar, carga el caballo con todos los arreos. En un cujón del serón mete la merienda, el vino, el agüica y el postre que son higas y nueces. En el otro cujón mete el saco con la labor, la jada, el podal, el llubete, la silleta y demás atriles. Encima del caballo va el forcal con el arado y aun se le echa un saco de guano. Va bien cargado el animal y las personas van andando pues hay tierras que se tarda dos horas en ir, como La Degüella, El Fajarín o el Mar de Mañes. Después, todo el día detrás de la caballería, todo el día surco va y surco viene, sembrando.

 

Cuando se acaba la siembra allá por marzo, se va a segar y quitar la hierba y para mayo a quitarle la ballueca (hierba mala) que salía junto al trigo y había que quitarla porque tenía una espiga parecida a la avena y para julio y agosto ya estaba para segar.

Cuando se terminaba la siega los hombres empezaban a acarrear la mies. Se levantaban a las tres de la mañana con la fresca porque con el calor picaban las moscas y se caían las espigas. Solo se podían hacer dos viajes hasta las 11 de la mañana y por la tarde con la fresca uno.

 

Con el calor se iba, a escardar (quitar las malas hierbas) el panizo porque lo tenías de sazón así todos los días un día detrás de otro hasta que se terminaba.  Traían la carga a la era. Todos los vecinos tenían, cada uno un  acinadero (espacio para descargas las mieses de trigo).  Cuando habían recogido 10  o 12 caballones de trigo lo traían a la era  y lo escampaban. Para trillarlo ponían el trillo y el caballo y a trillar.

Siempre se juntaban dos familias que se decían que conllugaban (hoy te ayudo a ti y mañana me ayudas a mí). Se iba a la era de mañana para echar la parba (la mies) llevaban un barral de aguardiente y pastas y hacían la matiná. A medio día ya estaba la parba molida, había que hacer un montón y barrer la era. Toda la cibera (montón) de la paja se pone a punto para aventar, si hace aire de abajo es mejor que el aire de arriba pero había veces, aunque por suerte pocas veces, que no había aire, ni de arriba ni de abajo y se tenía que dejar la faena para el día siguiente.

 

Por la mañanica al sacar la parba la aventabas con orcas. La orca era una pala para traspalar el trigo. La primera orca era de seis ganchos, la segunda de cuatro y la tercera de tres que era la que separaba la paja del trigo. La última espajá nadie quería hacerla porque se hacía mucho polvo, a mí siempre me gustaba traspalar la cibera del trigo porque jugaba (manejar) muy bien la pala y sacaba muy limpio el trigo, pero había una mujer con una escoba para batear la cibera del trigo, bien limpia y sacar las ganzas. La mujer no para de balear la cibera del trigo  apartar los granos, que siempre se escapaba alguna espiga y algún grano.

El grano se pasaba por una criba y caía limpio y ya se llenaban las talegas (saco de tela de lona mas estrecho y mas largo que un saco y muy pesado la lona era para que no se perdiera el grano por los agujeros). Las llevan a casa y las subían a la cambra. En la cambra todos tenían una atroz (espacios separado por un tabique) para cada clase de grano, el trigo en uno, en otro para la cebada, todo por separado, cada cosa en su sitio.

 

Al día siguiente pasaba el molinero con su caballo y su collarón de cascabeles y te anunciaba que iba a recoger el trigo para molerlo en su molino. Al día siguiente te traía la molienda (trigo molido que se convierte en harina), la subías y la metías al cuarto de amasar.

 

Allí tenías la mesa artesa con los palicos de cerner, ponías el cedazo (ciazo) y a empezar a cerner (porque la molienda era el trigo con su cascara molidos) y con dos cantorías, y payá y pacá, dale que te pego, todo son idas y venidas, el salvao lo que se paraba de la harina lo echaba a un biombo para amasar la comida del cerdo y la harina para las personas bueno en la mesa artes se amasaba el amasijo, se echaba la harina, levadura, sal, agua y dale , dale vueltas hasta coger correa bien amasá pones la canasta con los mandiles y la masera sigue y hechas la masa. Y cuando esta subida al ras de la canasta ya esta buena para hacer el pan.

Por último vas al horno y haces dieciocho o veinte panes. Cuando están huecos se meten al horno y se cuecen. A la hornera se le paga con masa, de tres partes de pan de masa se cobraba una que se llama la Poya. El pan lo metías a la artesa y teníamos para toda la semana. Se amasaba cada ocho días, ahora no se lo comerían pues ni del día de antes lo quieren, ¡con lo que cuesta de hacer!. El que tire un pedazo de pan se le tenía que ir un brazo detrás porque el pan es lo que mas cuesta, ¡mas de un año de trabajo!

 

Perdón por todo lo que he puesto, si alguna cosa no he puesto bien, perdonarme.

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LA TRILLA

Recuerdos de Trinidad Pérez

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